La Academia de la Ignorancia 1
La Academia de la Ignorancia, o sea el arte de engañar.
Triste historia actual, real y verídica en un prefacio y tres breves entregas.
Ay pena penita, pena, pena.
Pena de mi corazón.
Que me corre por las venas, pena,
con la fuerza de un ciclón.
Es lo mismo que un nublao
de tiniebla y pedernal.
Es un potro desbocao
que no sabe a dónde va.
Es un desierto de arena, pena,
es mi gloria de un pená,
ay pená, ay pená,
ay pena penita pena.
De la copla “Ay pena penita pena”:A-Quintero, R de León y M Quiroga
Prefacio.
La función del prefacio o escrito preliminar es la de expresar la intención de una obra con anterioridad a que ésta se haya inscrito.
Por ello en este caso es la parte más dolorosa de concretar en palabras ya que en esta historia real formé parte hasta que fui consciente del engaño, y por lo tanto sin saberlo pude ayudar a engañar a alguien, por lo que pido perdón.
Tengo la conciencia tranquila ya que en el momento en que comprendí cómo funcionaba esa Academia de Engaño salí de ella porque no quería formar parte y dije lo que realmente tenía que decir para que los alumnos abrieran los ojos.
Me veo en la obligación moral de escribir lo que seguirá al prefacio para poder así denunciar de forma pública ya que me consta que este blog empieza a tener algunos lectores tanto en España, como en otros países de habla hispánica así como en países de lenguas no común.
Prefiero no divulgar el nombre exacto de la Escuela en que suceden los hechos que siguen y llamarla la Academia de la Ignorancia, por dos razones. Una porque no es un caso aislado pero sólo puedo hablar en primera persona de las cosas que conozco, como mucho puedo referir casos similares que me han contado y quiero que esta historia por su gravedad sea real, verdadera y verídica. La segunda razón es para que los alumnos y alumnas que estén cursando cursos de moda piensen si en su escuela, instituto o universidad funciona de la misma forma que la Academia de la Ignorancia, si obtienen resultados palpables de lo que estudian o sólo humo de paja.
La Academia de la Ignorancia abre sus puertas desde hace dos décadas en un barrio de una metrópoli europea que aún se enorgullece de sus creaciones de moda después de haber dejado sucumbir el desfile más importante del país a la que aún pertenece.
Desde veinte años esta Academia está enseñando una serie de conceptos que se sabe que non erróneos y que no sirven. El único enseñante y director no tiene el pesar de San Manuel bueno y mártir de la novela de Pío Baroja (el cura que pierde su fe pero finge tenerla para ayudar a sus feligreses a vivir y bien morir), sino que se enorgullece de lo que sabe hacer llenando de mentiras la cabeza de los alumnos que asisten a su Academia.
Ha encontrado su forma de vida enseñando cosas que no sirven pero que podrían servir. Ha solucionado el problema con una triple forma: No haciendo coser en el centro (”es demasiado arriesgado, si hay quejas van contra mi centro y esto no sería bueno para el buen nombre que tiene”, me dijo en un aparte), colocando una tarjeta de visita, escrita a mano encima de una mini silla de Nerja en medio de un aparador llena de objetos que muchas veces tienen poca relación con lo que enseña en la que se lee a mala pena: “La dirección no se hace responsable de las prendas cosidas fuera de la Academia”.
Con estas dos simples astucias se exime de los resultados.
Para apagar el deseo y dar jabón a sus alumnos hace coser medias prendas para el examen final que dará el título a los candidatos a la vez que la posibilidad de enseñar el magnífico método que ella utiliza, dando a la decoración de la caja dónde meterán los alumnos los patrones y las medias prendas para presentar al exámen casi más importancia que a su contenido.
Para hacer ver que el método sirve cuelga de los maniquíes algunos “trapitos” de su cosecha diciendo formaban parte de sus colecciones.
¿Es justo que estos centros existan?, Pude ser que haya gente que utilice estas academias para ir a pasar el rato, sin embargo hay alumnos que acuden a ellos para forjarse un futuro, convencidos de que ahí van a aprender.
Cuando se le hizo notar al director del centro que había cosas que no funcionaba dijo, “Si tienes razón pero no importa, ésta es una escuela de barrio”, ¿acaso la gente de barrio no tiene derecho a la enseñanza?
para ir a la segunda parte de este post clica aquí «La academia de la Ignorancia II«
Bibliografía electrónica:
Ay pena penita pena: http://www.cancioneros.com/nc/1829/0/ay-pena-penita-pena-antonio-quintero-rafael-de-leon-manuel-quiroga
San Manuel Bueno, mártir de Pío Baroja: http://ciervalengua.files.wordpress.com/2012/09/san-manuel-bueno-martir1.pdf